
Cada tonelada de residuos sólidos urbanos (RSU) incinerada esconde valiosos recursos, especialmente metales.
La ceniza pesada resultante de la incineración (IBA) contiene una mezcla de metales ferrosos, no ferrosos y preciosos. Sin embargo, si no se gestiona adecuadamente, gran parte de este potencial se pierde para siempre.
Recuperación de metales: valor económico y ambiental
La recuperación de metales de la ceniza pesada ofrece un doble beneficio claro: retorno económico y sostenibilidad ambiental.
La ceniza suele contener entre un 10% - 15% de metales recuperables en peso, que incluyen:
- Metales ferrosos: 7–10% (hierro, acero)
- Metales no ferrosos: 3–5% (aluminio, cobre, zinc, latón, acero inoxidable)
- Metales preciosos (en trazas): oro, plata, paladio — especialmente en corrientes municipales con alto contenido de residuos electrónicos (Fuente: CEWEP, 2020; Eurostat, 2022)
Esto supone un potencial global de recuperación de metales de 4 a 6 millones de toneladas al año, a partir de las estimadas 40–50 millones de toneladas anuales de IBA generadas por plantas WtE en todo el mundo (Fuente: ISWA, 2020; BDSV, 2023).
Según el volumen procesado, la composición metálica y los precios locales, los metales recuperados pueden generar:
- 10-30 € por tonelada de RSU incinerada
- 1-6 millones de euros al año para una planta WtE de tamaño medio (capacidad de 200.000 t/año) (Fuentes: UrbanMine, 2021; UK Waste & Resources Action Programme - WRAP, 2018)
Los metales recuperados en estado seco —especialmente las partículas finas no ferrosas— alcanzan precios de mercado más elevados debido a la menor oxidación y contenido de humedad, incrementando aún más los ingresos.
El reciclaje de metales también reduce drásticamente el impacto ambiental de la extracción de materias primas.
- Reciclar 1 tonelada de acero evita aproximadamente 1,5 toneladas de CO₂ equivalente y 1,4 toneladas de mineral de hierro (World Steel Association, 2021).
- Reciclar 1 tonelada de aluminio evita hasta 9 toneladas de CO₂ equivalente y consume un 95 % menos de energía que producir aluminio a partir de bauxita (EPA USA, 2016; European Aluminium Association, 2020).
Ya que las plantas WtE producen anualmente entre 40 y 50 millones de toneladas de IBA, si solo se reciclase el 50% de los metales recuperables, se podrían evitar entre 20 y 30 millones de toneladas de emisiones de CO₂ anuales — equivalente a retirar de la circulación entre 6 y 9 millones de coches particulares (European Environment Agency, 2021).
Limitaciones de los sistemas en húmedo
En los sistemas tradicionales, la ceniza se enfría con agua, lo que provoca:
- OXIDACIÓN DE METALES: el contacto con agua acelera la oxidación, especialmente en metales no ferrosos y partículas finas, reduciendo tanto el rendimiento como la reciclabilidad.
- AGLOMERACIÓN Y FORMACIÓN DE ESCORIA: las partículas de ceniza tienden a fundirse o agruparse, dificultando la separación mediante cribado o por densidad.
- PÉRDIDA DE FINOS: metales no ferrosos ligeros, como aluminio y zinc, se pierden en las fracciones finas o son arrastrados por el agua.
- DILUICIÓN Y CONTAMINACIÓN: la exposición al agua introduce impurezas (por ejemplo, cloruros), lo que degrada la calidad del material y aumenta las necesidades de postratamiento.
¿Resultado? Menor rendimiento, pureza reducida y un valor de mercado inferior.
Las ventajas del manejo en seco: cómo MADAM maximiza la recuperación de metales
La gestión en seco de la ceniza abre el camino para una recuperación de metales más limpia, eficiente y con mayores rendimientos, transformando la ceniza residual en una verdadera mina urbana.
Al frente de esta transformación se encuentra MADAM (MAgaldi Dry Ash Management), un sistema completamente en seco que elimina las desventajas del manejo húmedo tradicional. Al mantener la ceniza seca durante todo el proceso, desde la descarga en la caldera hasta la separación de los metales, MADAM preserva la integridad física y química de los materiales, creando las condiciones ideales para una recuperación eficiente.
El sistema integra de forma fluida la extracción en seco, el enfriamiento por aire y el manejo mecánico de las cenizas, junto con tratamientos específicos para la IBA seca. Este proceso genera una ceniza óptima para tecnologías avanzadas de separación, incluyendo separadores magnéticos para metales ferrosos y separadores de corrientes parásitas para metales no ferrosos, aprovechando así el valor oculto de las cenizas.
Beneficios clave:
- MAYOR TASA DE RECUPERACIÓN
El estado seco de la IBA y la ausencia de aglomeración permiten recuperar fracciones finas de hasta 0,2 mm, que normalmente se pierden en los sistemas húmedos. Esto también reduce la contaminación por metales pesados finos durante el uso o vertido posterior de los agregados tratados. - MAYOR PUREZA (SIN OXIDACIÓN)
El enfriamiento por aire evita la oxidación, preservando la conductividad superficial y las propiedades de unión de los metales no ferrosos. Con menos contaminantes, los metales recuperados pueden enviarse directamente a refinerías o plantas de reciclaje, aumentando así su valor en el mercado. - AHORROS INDIRECTOS DE CARBONO
Uno de los beneficios más significativos, aunque menos visibles, de la gestión en seco de la IBA es su contribución a la reducción indirecta de emisiones de carbono. Los metales recuperados no solo representan un beneficio final, sino que cierran el ciclo material. Al ser extraídos eficientemente, reingresan en las cadenas industriales, reemplazando materias primas vírgenes y reduciendo drásticamente las emisiones a lo largo de su ciclo de vida. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, reciclar una tonelada de aluminio puede evitar hasta 9 toneladas de CO₂ equivalente, mientras que reciclar una tonelada de acero ahorra aproximadamente 1,5 toneladas de CO₂.
Conclusión
En el contexto actual, la recuperación de metales ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad estratégica.
La Unión Europea reconoce esta prioridad, incluyendo el tratamiento en seco de cenizas pesadas y la recuperación de metales como Mejores Técnicas Disponibles (MTD) en el documento BREF sobre valorización energética de residuos (2019), en línea con la Directiva de Emisiones Industriales (IED).
Implementar sistemas avanzados como MADAM va más allá del cumplimiento normativo, ofreciendo beneficios concretos como:
- DIVERSIFICACIÓN DE INGRESOS para las plantas Waste-to-Energy
- REDUCCIÓN de EMISIONES a lo largo del ciclo de vida de residuos y metales
- REFUERZO DE LA SOBERANÍA DE RECURSOS y promoción de la economía circular a nivel nacional
- ALINEACIÓN CON LOS CRITERIOS ESG, cada vez más exigidos por inversores y administraciones públicas
En un mundo que acelera hacia la descarbonización y enfrenta desafíos en la cadena de suministro de materias primas, los metales presentes en las cenizas dejan de ser un residuo para convertirse en una valiosa oportunidad económica y un pilar estratégico para el futuro.